Antecedentes
En la Semana Santa antigua de Granada no existen antecedentes, que se sepa, de una hermandad de Entrada de Jesús en Jerusalén. Sin embargo, será el grupo escultórico de Jesús en su Entrada en Jerusalén, junto con el Vía Crucis albaicinero de la madrugada del Viernes Santo los que van a iniciar la Semana Santa de Granada en la segunda década del siglo XX, tal y como la conocemos en la actualidad.
La Semana Santa antigua de Granada, concebida como una serie de hermandades de penitencia que desde, al menos, 1540, realizaban por la ciudad en los días de Semana Santa sus estaciones de penitencia, fue algo que al inicio del siglo XIX, se encontraba en franca decadencia y muchas de las hermandades que en siglos anteriores habían tenido su pujanza desaparecieron en las últimas décadas del siglo XVIII o estaban a punto de hacerlo.
Los avatares de la Guerra de la Independencia contra el invasor napoleónico, que ocupa la ciudad de Granada el día 28 de enereo de 1810, supuso la puntilla para muchas hermandades penitenciales que habían subsistido a las exigencias restrictivas de la normativa que en esta materia dictaron los gobiernos de la Ilustración.
Cuando en la fecha indicada llegan las tropas francesas a la ciudad, los conventos de las ósdenes masculinas serán requisados por el general Sebastiani para utilizarlos en diversos fines y necesidades militares y civiles. Los frailes son expulsados de sus conventos y, con ellos, las cofradías con sede en los mismos.
Parece ser que existieron cofradías que se trasladaron provisionalmente a templos parroquiales (alguna lo había hecho algunos años antes de la invasión, como la de Ntra. Señora de la Consolación, que se había trasladado a finales del XVIII desde el convento de San Francisco “Casa Grande” a la parroquia de San Matías), otras no tuvieron más remedio, quizás por falta de acogida en las parroquias, que llevarse los hermanos las imágenes a sus domicilios particulares; otras, que no eran propietarias de las imágenes quedarían éstas en sus capillas en una situación de abandono, durante los casi tres años que duró la ocupación. Lo cierto fue, que en dichas circunstancias negativas para su subsistencia las escasas que quedaran terminaron por desaparecer.
Luego, otros avateres ocurridos en las décadas siguientes, como las exclaustraciones de 1820 y 1935, determinarían la extinción definitiva de las que quedaron. Sin embargo, hubo tres excepciones motivadas por causas distintas; subsistieron las hermandades del Santo Entierro, la de Ntra. Sra. de la Soledad y la de Ntra. Sra. de las Angustias, Patrona de Granada, ésta por encontrarse en su propia iglesia-parroquia y contar con una enorme devoción entre el pueblo granadino y las localidades de la archidiócesis.
Por estas circunstancias, la hermandad de las Angustias siguió a lo largo del siglo XIX y, hasta 1887, realizando su estación de penitencia del Jueves Santo (a veces la hacía el Viernes Santo). El Santo Entierro subsistió, asimismo, por tener su sede en una parroquia, la de San Gil, y la Soledad, por haberse trasladado al convento de Santa Paula, de monjas jerónimas, que la acogieron en él tras la exclaustración en 1835 del convento del Carmen, de frailes carmelitas calzados, donde tenía su sede.
A estas últimas hermandades favoreció su permanencia la necesidad política y eclesiástica de realizar, los años en los que lo permitían las circunstancias, la única procesión oficial del Viernes Santo, que a lo largo del siglo XIX y principios del XX era la única que se celebraba, a excepción de la de Ntra. Sra. de las Angustias, que como hemos dicho, muchos años la realizaba el Jueves Santo.
Huérfana la ciudad de cofradías que procesionaran en los días de la Pasión, a excepción del Viernes Santo, en 1909 se inicia la concienciación, entre grupos de fieles y amantes de nuestras tradiciones, de la necesidad de recuperar nuestras hermandades de Semana Santa. Entonces comienza un movimiento de ciertas élites en este sentido, que conducirá a la organización del llamado Santo Entierro Antológico (1909-1924), para procesionar en la tarde del Viernes Santo una serie de imágenes que representaran la Pasión. Ello va a construir el germen del nacimiento de una serie de hermandades, que se irá produciendo en las siguientes décadas hasta conformar nuestra actual Semana Santa.
Cofradía de la entrada de Jesús en Jerusalén
En pleno tiempo del desarrollo del Santo Entierro Antológico, aquel movimiento apoyado por el arzobispo Meseguer y Costa, conduciría al génesis de la nueva Semana Santa granadina (dicho prelado manifestaba su deseo de que cada día de la Semana Santa hubiera una cofradía que procesionara una de las escenas de la Pasión) se va a realizar la imagen de Jesús de la Entrada en Jerusalén (1).
El párroco de San Andrés. Don Paulino Cobos González, recorre en 1917 iglesias y conventos, con el fin de encontrar una imagen que representara dicha escena de la Pasión. No tuvo éxito en la búsqueda y ha de recurrir al joven escultor granadino don Eduardo Espinosa Cuadros (1884-1956) para que realizara una imagen de nueva factura y así, cumplir el deseo del arzobispo Mons. Meseguer, de que se pudiera organizar una procesión de las palmas con la imagen el Domingo de Ramos de ese año.
Don Paulino parece que pagó el precio de su peculio y de las limosnas, que para este fin recogió de los feligreses de la parroquia de San Andrés. La imagen de Jesús sobre una borriquilla estaba finalizada por el escultor para la Semana Santa de 1917 y el Sábado de Pasión, día 31 de marzo, acudió el arzobispo Meseguer y Costa a la iglesia de San Andrés para bendecir la imagen.
Don Paulino se encarga de organizar la procesión, junto con su coadjutor don Fernando Mezqui, el cura, Sr. Rosal, y varios feligreses de San Andrés. En los días anteriores se había realizado una colecta que fue encabezada por el prelado con cien pesetas (2). Antes de salir la procesión y durante el trayecto se dispararon cohetes y por vez primera salen niños vestidos de hebreos con sus correspondientes palmas. Cerca de las cinco de la tarde se puso en marcha la procesión.
Fue el día 1 de abril de 1917, cuando a las cuatro de la tarde, se puso la procesión por primera vez en la calle. Abría el cortejo una sección de la Guardia Municipal montada a caballo en traje de gala, cruz y ciriales de la parroquia, banda de música Escuelas del Ave María, dirigida por el Sr. Graznó, dos largas filas de hombres portando palmas (las mujeres no podían salir); niños de la Congregación de San Estanislao de la iglesia del Sagrado Corazón; alumnos internos del Ave María y del Sacromonte con palmas y olivos; niñas vestidas de hebreas y el paso de la “Borriquilla” escoltado por la Guardia Civil. Detrás. Don Francisco Castejón con capa pluvial y dalmáticas; los cónsules, Sres. Ibáñez y Terán y los concejales, Sres. Montealegre, Orellana, Jimenez Cuevas y García Valdecasas. Cerraba el cortejo la banda municipal dirigida por el Sr. Montero y una sección de la Guardia Civil montada a caballo.
La procesión fue a las puertas de la Catedral, iniciándose en la calle Elvira, pasando por la Puerta de este nombre, Triunfo, Gran Vía, San Juan de Dios, Duquesa, Plaza de la Trinidad, Mesones, Marqués de Gerona, Pasiegas, Colegio Catalino, plaza de Bib-Rambla, Arco de las Cucharas, Mesones, Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía, Triunfo, Arco de Elvira y a su iglesia.
Era la primera vez que Granada contemplaba en sus calles aquel paso, al que empezaron a llamar la Borriquilla, que, desde entonces, tanto ha atraído al público infantil de tantas generaciones de granadinos.
Al siguiente año de 1918, la procesión no pudo salir. D. Paulino Cobo había dejado de ser párroco de San Andrés y fue sustituido por don Lucas Arias, que, inoportunamente, se puso enfermo en aquellos días de preparación de la procesión. Hubo que esperar al año siguiente de 1919.
La cofradía tenía en aquellos tiempos su “capillita” en la farmacia de Gran Vía nº 31, donde se tomaban medidas para los hábitos, allí estaba la farmacia, que aún existe, frente a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Este año de 1919 lo que era una procesión de las palmas se va a convertir en cofradía. Las dificultades de allegar fondos para sufragas la salida procesional determinó en el arzobispo la idea de fundar una cofradía que mediante una cuota de dos pesetas, para pagar la palma, se afrontaran los gastos de la salida procesional.
Así el día 8 de febrero, ya estaba constituida la junta de gobierno, cuyos miembros conocemos. Probablemente aún no estaba aprobada canónicamente, pero sí constituida mediante acuerdo entre hermanos. Quizás la muerte en el año siguiente del arzobispo impulsor de las cofradías, Meseguer y Costa, hizo que la hermandad no consiguiera la aprobación definitiva.
Los miembros que componían en 1919 la primera Junta de Gobierno de esta cofradía eran: como presidente honorario, don Luis López Doriga, presidente nato, el cura párroco de San Andrés; presidente efectivo, don José Maestre Quesada; vicepresidente, don Federico Salazar; tesorero, don Fernando Mezquí; secretario, don Luis Balaguer y vocales: 1º don Carlos Olmedo, 2º don Emilio Muro, 3º don Carlos Jiménez y 4º don Lorenzo Portillo (3).
La procesión salió este año a las cinco de la tarde con un itinerario algo distinto al de 1917. En esta ocasión no llegó a la Catedral, sino que, después de pasar por el Arco de Elvira y Tinajilla, fue por San Juan de Dios y Duquesa, para seguir por Mesones al Arco de las Cucharas y a la Plaza de Bibarambla, a la que dio la vuelta, pasando por el Palacio Arzobispal para ser contemplada por el arzobispo desde su balcón. La vuelta fue por el Arco de las Orejas a Mesones, Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía, Azacayas y Elvira.
Las calles de Granada por donde iba a pasar la procesión se engalanaron con colgaduras y luces en los balcones; toda la ciudad se echó a la calle aquel Domingo de Ramos, día 13 de abril de 1919. El Ayuntamiento con el alcalde, Sr. Almagro y concejales le daba un marchamo oficial al cortejo, al que acompañó la banda de música municipal.
Enormes esfuerzos costaba sacar aquella procesión, debido a escasez de recursos y pocos hermanos en su nómina; no obstante, al años siguiente de 1920, se consiguió poner en la calle la comitiva el Domingo de Ramos, 26 de marzo. Al frente del paso iba el presidente de la cofradía, D. José Maestre Quesada, esta vez participaron personas de ambos sexos en la misma, quizás su estructura de hermandad así lo requería. También lo hicieron cofrades de otras hermandades con derecho a que se les diera palma, por lo que participarían del Vía Crucis, la única que hasta entonces estaba constituida, aunque solo lo fuera de hecho.
Salió a las cinco de la tarde con cohetes y palmas reales y el itinerario fue el mismo y con una espléndida animación en las calles. La contribución económica y la participación en las hermandades del pueblo granadino siempre ha sido un tanto mezquina; desde entonces, Granada poco ha cambiado en este aspecto. Las cofradías han pasado enormes dificultades para ofrecer una Semana Santa más que digna, pero la participación de la ciudad y su tejido empresarial en lo tocante a la contribución económica y participación en las filas cofrades ha dejado y deja mucho que desear.
La procesión de la cofradía siguió en 1921 los mismos cauces que en años anteriores, aunque la directiva advertía ese año con la posibilidad de suspenderse si la contribución a su mantenimiento seguía siendo tan precaria. Hasta la prensa se limitaba a dar escuetas notas de la presencia de las procesiones en la calle y algunos medios ni eso.
La directiva se expresaba con respecto al tema de esta manera:
" (...) en años venideros podría suspenderse, pues todos los actos públicos en los que se ventilan grandes intereses deben de hacerse bien o no hacerse" (4).
No pareció enmendarse su situación en los siguientes años, la cofradía seguía con iguales o peores dificultades y muy mediatizada por el clero de la parroquia, a cuyo frente estaba el coadjutor don Fernando Mezquí.
De todas formas, la cofradía había previsto en 1921 que participaran en la procesión 200 cofrades, pues adquirió este número de palmas, más otras 400 o 500 más que aportarían las distintas hermandades sacramentales, cofradías y parroquias que iban a asistir a la misma, lo que suponía que se rebasarían los 800 asistentes. Ese año la procesión no pasó por el Arco de Elvira, pero no dejó fuera del itinerario la calle de San Juan de Dios ni Duquesa para acceden al centro, pues en vez de la calle Tinajilla pasó a la Gran Vía desde Elvira por Azacayas.
El año 1922 fue difícil para la Semana Santa granadina, parece que no salió la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, tampoco la del Santo Entierro Antológico, aunque sí, la del Vía Crucis del Albaicín, que junto con la parroquia del Salvador organizaron en este barrio la procesión del Santo Entierro, a la que asistió el arzobispo, don Vicente Casanova. Por el centro de la ciudad sí salió la Soledad de Santa Paula.
Todo volvió a la normalidad en 1923, pero no para la Cofradía de la Entrada en Jerusalén; no se pudo poner tampoco este año en la calle, ni en los dos siguientes años de 1924 y 1925; la falta de medios económicos para ello sería la causa y, seguramente, no tener al frente de la misma personas con capacidad para ello.
Sólo volvió a salir el Domingo de Ramos de 1926 pero sería su canto de cisne para no volver a hacerlo hasta pasados diecisiete años. El paso de la Borriquilla no estaría en la mente, ni en la visión de aquellos niños granadinos que hubieran nacido en la década de los años veinte y treinta del pasado siglo.
En aquella Semana Santa de 1926, todavía la Farmacia de Gran Vía 31, seguiría siendo la capillica de aquella hermandad en vía de extinción, donde ese año se anunciaba que habían de acudir a ella las personas y cofrades que desearan participar en la procesión para tomarles medida, tendente a la confección de sus hábitos y recogerlos allí después. Una suscripción pública se realizó para costear los gastos de la procesión, que parece que no dio mal resultado.
La procesión de 1926 se inició a las cuatro de la tarde, para seguir un itinerario novedoso; en esta ocasión no se dirigió hacia las calles San Juan de Dios y Duquesa, sino que, una vez pasado por el Arco de Elvira y Tinajilla, se dirigió por la Gran Vía hacia la calle de la Cárcel, pasando junto a la Puerta del Perdón de la Catedral. Tampoco fue a la plaza de Bibarambla, pues siguió por Capuchinas, plaza de la Trinidad, Mesones, Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía, Azacayas, calle de Elvira, para llegar a San Andrés.
Colgaduras en los balcones y petalás de flores llovían al paso del Jesús en la borriquilla. La banda de trompetas y tambores del Regimiento de Artillería, interpretando saetas. Las Escuelas del Ave María abrían la comitiva procesional; multitud de jóvenes y niños con palmas y hábito cubrían las filas ante el paso del Señor montado en la burra y rodeado por cuatro sacerdotes; detrás el párroco de San Andrés, don Lucas Arias, con capa pluvial y varios presbíteros, así como, el concejal, Sr. Peso. Ponía fin a la procesión la banda de música municipal de Granada (5).
La procesión había superado la de años pasados, la decadente cofradía había sido auxiliada por organizaciones religiosas juveniles, como los Luises y la de San Estanislao, establecidas en los Jesuitas; también participaron los alumnos del Seminario y los niños del Ave María del Sacromonte y don Andrés Manjón con ellos. Más inmediatos al paso iban los cofrades con hábitos hebreos con capa y antifaz, aunque sin capirote.
Aquel esfuerzo no se repetiría y Granada se quedó, de momento, sin su hermandad del Domingo de Ramos, mientras en aquellos años veinte crecían las nuevas fundaciones de hermandades. La cofradía de la Borriquilla, ya no estaría presente en la fundación de la Federación de Cofradías, que se produjo al siguiente año de 1927 y, por lo tanto, no se la pudo considerar para asignarle su antigüedad, que hubiera sido la primera en formalizarse.
Refundación de la hermandad
Tan pronto se revitalizó la Semana Santa granadina, una vez finalizada la Guerra Civil, se echaba en falta en el Domingo de Ramos la representación del paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Esto llegó a plantear a los directivos de la Federación de Cofradías la necesidad de que, aunque fuera a expensas de dicho organismo cofrade, organizar la procesión de este "misterio" con el que comienza la Semana Mayor.
La idea de sacar esta procesión partió del Secretario de la Federación don Narciso de la Fuente, presidente de la Asociación de la Prensa, acreditado periodista y hermano mayor de la hermandad de la Soledad de Santa Paula. Aceptada la propuesta se creó una comisión en el seno de la Federación formada por: don Eduardo García Batlle, presidente de la Federación; don Santiago Valenzuela, vicepresidente y hermano mayor de la hermandad del Santo Vía Crucis; don Francisco Conde Teruel y don Juan Serrano Castillo y hermanos mayores de la Cofradía la Humildad y del Rosario, respectivamente.
La Federación les dio el mandato de ponerse en contacto con el escultor, Eduardo Espinosa Cuadros "para entenderse con él"; quizá con esto se refería a que hiciera los trabajos oportunos para restaurar o poner en condiciones la imagen.
La Federación decidió organizar la procesión en la Semana Santa de 1943, implicando a las cofradías entonces federadas a participar en la misma, mediante el envío de diez hermanos o directivos cada una, esto es, seis en las filas portando palmas; dos de campanilleros; uno en la presidencia de la procesión y otro junto al paso de Jesús (6).
El itinerario iba a ir, después de pasar el Arco de Elvira, a la calle de San Juan de Dios y Duquesa, por Trinidad, Mesones, Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía, Cárcel Baja y Elvira, pero se opuso el párroco de San Andrés, don Rafael Ponce de León, que después causaría problemas a la futura cofradía y se acortó el itinerario para no pasar por la calle San Juan de Dios y se tuvo que cortar desde Tinajilla y Gran Vía para bajar por Cárcel Baja, Capuchinas, y seguir por Trinidad, Mesones, Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía, Cárcel, Elvira.
La dificultades para organizar la procesión por parte de la Federación en la que tenía que implicar al conjunto de las hermandades federadas (entonces eran quince) y, sobre todo, las dificultades planteadas por el párroco de San Andrés, unido a la falta de medios económicos, fueron la causa de que dicha procesión no se volviera a repetir.
La Federación en un escrito al arzobispo quiso situar el asunto en la responsabilidad del párroco y se negaba a organizar la procesión en años venideros. Así se recoge en sus actas:
“por si dicho señor (refiriéndose al párroco) quiere reorganizar aquella antigua cofradía que en pasados años sacaba aquella procesión"(7).
Efectivamente, cuatro años más tarde, en 1947, vuelve a salir el misterio de la Entrada de Jesús en Jerusalén, pero en esta ocasión organizada por una hermandad para procesionarlo y darle culto continuo.
La federación de Cofradías en su sesión de 1 de julio de 1946 volvió a platearse el asunto, pero en esta ocasión fue en el sentido de que se constituyera una hermandad, realizándose en los meses siguientes las gestiones para su constitución y su salida procesional en la Semana Santa de 1947. Se formó una junta provisional presidida por D. José Fernández Martínez, que logró reunir unos 200 nazarenos y cien niños vestidos de hebreos.
Sin embargo, se podían reunir un grupo de personas para organizarla, pero prácticamente no había tiempo para allegar medios económicos para la procesión y sería la Federación, una vez más, la que pusiera 2.000.-ptas de las 2.795 que costó la procesión. Para tratar de todas las cuestiones aquélla citó el día 10 de marzo de ese año al primer hermano mayor, don Miguel Prados Idígoras, que presentó un plan de la procesión, con salida de la iglesia de San Andrés a la seis de la tarde del Domingo de Ramos, día 5 de abril (8).
Los niños granadinos en 1947 pudieron contemplar otra vez en las calles al Señor de la Borriquilla y su paso por la Puerta de Elvira, que aparecía inundada de ellos. El Señor, sobre la burra, iba en un sencillo trono de cajón dorado y labrado, que le había prestado la Cofradía del Señor del Rescate, con friso inferior, con cuatro faroles granadinos en las esquinas, además de profusión de flores y en la procesión multitud de niños de las escuelas vestidos de hebreos. No llevaba ni olivo ni palmera, eso sería años más tarde y la túnica del Señor había sido costeada por la Federación, que luego la regaló a la nueva cofradía.
En diversos trabajos se ofrece el relato de que el pollino que acompaña a la imagen de Jesús montado en la burra se realizó en 1948. Puede que sea cierto, pero no lo es menos, que en 1917, cuando se realizó el grupo escultórico por Espinosa Cuadros, este ya contaba con el pollino, de ello es testimonio la fotografía con penitentes sin capirote, que antes se ha insertado de 1926 bajo el Arco de Elvira. Puede que los años de olvido de la imagen hasta su recuperación en 1947 la figura del pollino se hallara deteriorada y se encargara ese año una nueva.
Ese año se incorporó a la Federación, pretendiendo conservar la antigüedad de 1921, pues no había trascurrido los cien años precisos para la extinción de la primera vez que se fundó, pero no le fue concedida. Es de suponer que el resto de las hermandades no estuvieron de acuerdo con ello, pues se hubiera colocado en el puesto de la decana, la hermandad del Santo Vía Crucis. Se le otorgó la antigüedad de 30 de abril de 1947. Ello no obstante, la autoridad eclesiástica no aprobó sus reglas hasta 1949 (9).
En este año de 1949, además de niños vestidos de hebreos, comenzará a realizar y a estrenar sus hábitos blancos con capillo azul, que fueron repartidos en la calle de Navas, en la platería del mayordomo Onésimo Fernández. También, cambiará parte de su itinerario y, desde la Gran Vía, seguirá por Sierpes Alta (calle hoy desaparecida la realizar la plaza de Isabel la Católica), hasta San Matías y Navas. Asimismo, fue un año de los que se puso en la calle más tarde, pues lo hizo a las seis.
Normalmente acompañaba a la hermandad por estos años las bandas de música de las escuelas del Ave María y la del Frente de Juventudes, presidiendo la procesión don Paulino Cobo, alma de los momentos iniciales de 1917, cuando se encargó la imagen del Cristo y realizó su primera salida. En estas fechas de la reorganización era deán de la catedral. También, como autoridad, iba el delegado provincial de ex-cautivos, Sr. López del Hierro.
Por cauces más o menos normales transcurrirá la vida de la hermandad, celebrando un triduo a la imagen en la Cuaresma, aunque la falta de cofrades y las dificultades para que los niños de los colegios salieran en la procesión, ponía en verdaderos aprietos a la hermandad a la hora de organizarla. Será la Federación de Cofradías la que, en 1952, arbitró la solución de que las demás hermandades prestaran algunos de sus cofrades para que salieran con hábito acompañando a la cofradía.
La larga y profunda crisis que se producirá en las décadas siguientes ya despuntaba en esta cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. También la procesión de la Cofradía de los Gitanos tuvo que ser organizada desde la Federación en 1952.
Por otra parte, la presentación del paso se hacía de forma más humilde, pues no contó con el "trono" del Señor del Rescate, como lo había hecho en años previos. Iba Jesús en estos años cincuenta sobre un paso de elementos florales y con una randa de encaje que hacía las veces de respiradero. También con la túnica blanca y capa de igual color, con vuelta en rojo, era más sencilla que en años anteriores.
Pero las verdaderas dificultades se le presentan en 1953, cuando, otra vez, el párroco de San Andrés, don Miguel Ponce de León, se opone a la existencia de la cofradía. El Sr. Ponce había enviado una carta a la Federación expresándole su protesta por haber incluido a la cofradía en el programa oficial de Semana Santa y alegando que la hermandad no existía como tal a pesar de los esfuerzos que hizo para agrupar a los elementos dispersos sin conseguirlo (10).
Asimismo, en 1954 vuelve a cambiar el itinerario por otro inédito, pues en lugar de seguir por la Gran Vía para entrar en la carrera oficial, torció por el Boquerón y calle Arandas, a la de San Jerónimo y plaza de la Universidad, Duquesa, Plaza de la Trinidad, Mesones, Puerta Real, San Antón, Puente de Castañeda, Campillo, plaza de Mariana Pineda, San Matías, Navas a Plaza del Carmen, donde estaba la tribuna. Ya, el regreso, lo realizó por el itinerario normal de Reyes Católicos a Cárcel Baja y Elvira.
No volvería a repetir tan largo itinerario, en el que, además, tuvo el infortunio de que le lloviera en mitad del mismo, aunque esto, no arredró a la cofradía y siguió adelante con su procesión, completando el itinerario (11). A pesar de todo, una gran muchedumbre llenó las calles del itinerario ese Domingo de Ramos, para ver al Señor en la borriquilla y la Santa Cena, las dos únicas cofradías que salían ese día en aquellos años. Normalmente, en estos años un teniente alcalde acompañaba la comitiva procesional, este año fue el Sr. Alcaide y el jefe de distrito universitario del Frente de Juventudes, Sr. Genovés Laguna, órgano muy ligado a la hermandad.
Al año siguiente de 1955, le volvió a llover a la hermandad cuando estaba en la calle, impidiéndole este fenómeno meteorológico llegar a la tribuna de la plaza del Carmen, parece que siguió por la calle de San Matías y Colcha hasta Plaza Nueva y Elvira, para regresar a su templo de San Andrés.
Ese Domingo de Ramos de 1955 estaba invitado en la tribuna el ex-rey de Italia, Umberto de Saboya, que sólo pudo presenciar a la hermandad de la Santa Cena, que por salir más tarde se salvó de la lluvia.
Tres años seguidos se presentó el tiempo revuelto. En 1956, le volvió a llover a la entrada de la cofradía en la tribuna de la plaza del Carmen; sólo fue una ligera pero persistente llovizna, que permitió a la hermandad continuar de forma apresurada hasta su templo.
Al siguiente año (1957) la hermandad cambió el itinerario y, por vez primera, no pasó bajo el arco de la Puerta de Elvira y fue hacia el centro a lo largo de la esta calle, hasta Plaza Nueva. Ello fue, porque el itinerario oficial se alargó hasta la esquina de Gran Vía con Cárcel Baja. Desde Plaza Nueva siguió por calle de la Colcha a San Matías y Navas.
La reorganización de 1958
La cofradía en estos años no progresaba, tan sólo, se limitaba a realizar los preparativos para sacar la procesión del Domingo de Ramos, con gran dificultad y con el indudable mérito de sus escasos directivos, que ponían dinero y esfuerzo para que en que la hermandad estuviera presente en las calles cada Semana Santa. Se habían sucedido en esos pocos años varios hermanos mayores (Sres. Conde Guillén, Beltrán Ayala, García Rojo y alguno más) sin que ninguno cuajara de forma definitiva.
Pero en el año 1958, unos días antes de Semana Santa y, concretamente, el Martes de Pasión se produce una nueva reorganización de la cofradía que se encontraba en total decadencia, entre otras cosas, por la reticencia mostrada por el párroco de San Andrés, don Rafael Ponce de León. Pero esta nueva reorganización, precisamente, va a venir con el apoyo de dicho párroco y la intervención de los Salesianos, cuyo colegio estaba en aquella época en la Plaza del Triunfo; justamente en el solar que hoy ocupan los edificios de la urbanización "Triunfo Jardín" junto a los Capuchinos.
Todo partió de la preocupación de la Federación de Cofradías por la situación que atravesaba la hermandad, especialmente, de su presidente, don Eladio Lapresa y de don José Gómez Sánchez- Reina. Estos implican a don Jaime García Royo, conocido médico granadino, para que acepte dirigir la cofradía como hermano mayor de la misma, a lo que dio su aceptación el referido párroco de San Andrés.
Parece ser, que el Sr. García Royo era persona ligada al colegio salesiano y había sido mayordomo de la hermandad años atrás. Dicho doctor convenció a los religiosos para que el colegio participara en el proyecto e implicaran a los padres y alumnos del mismo para que participaran en la hermandad y procesión.
No obstante haber cuajado la reorganización en este año de 1958, antes, el Sr. García Royo, había planteado la idea de esta solución para salvar la hermandad a los directivos de la misma con anterioridad, pero sin éxito alguno.
Llegada la Semana Santa ya se había organizado una junta directiva presidida por don Jaime García Royo y, ante los escasos hermanos y medios económicos, será la Federación quién costee ese año el montaje del paso, el exorno floral y las bandas de cornetas y tambores de la Policía Armada y la banda de música de la Diputación provincial, todo ello por un costo de 10.000.- ptas.
En escasos seis días, todo estaba preparado para la salida procesional del Domingo de Ramos de 1958. Ese año no se admitieron personas que en otros llevaban a sus hijos vestidos de hebreos o ángeles, a no ser que tuvieran el carácter de cofrades, pues la procesión estaba ya, según los organizadores, surtida de niños y jóvenes procedentes del colegio salesiano (12).
El año 1959, fue de ilusión por parte de los dirigentes de la recientemente organizada cofradía para preparar la salida de Semana Santa. En esta ocasión fue la primera vez, desde 1917, en que no saldrá de su sede canónica, la iglesia de San Andrés sino que lo hará desde el patio de las escuelas salesianas del Triunfo. Ya, en el año anterior, los nuevos dirigentes de la hermandad mostraban su interés en que todo se organizara en el colegio e, incluso, el deseo de que allí se trasladara la sede canónica de la cofradía.
Aquel Domingo de Ramos, a las seis de la tarde, ofreció la imagen insólita de la cofradía saliendo el paso de la Borriquilla a través de la cancela del colegio entre profusión de palmas por la explanada del Triunfo. Unos incipientes jardines habían surgido tres años antes del derribo de la antigua plaza de toros, que allí se ubicaba.
No pasó la procesión esta vez por el Arco de Elvira, aunque sí al regreso, sino que fue por la Gran Vía directamente a la calle de la Colcha, pues aquélla terminaba en el antiguo edificio de Correos, que la cerraba (ocupaba el solar de la hoy Plaza de Isabel la Católica). De la calle Colcha, pasó a San Matías y Navas para entrar en la carrera oficial.
El paso no cambió sustancialmente de aspecto con respecto a años anteriores, a pesar de que unos días antes los directivos habían manifestado su intención de realizar un nuevo paso en los siguientes años (13). La hermandad seguía, pese a las ilusiones, teniendo una economía débil que no permitía hacer innovaciones importantes, solamente se puso en la trasera del paso un haz de palmas que le daba belleza con su cimbreante movimiento al andar de los costaleros y que llevará el paso muchos años.
Don Paulino Cobo, en estos años Vicario General de la diócesis, aquel humilde párroco que en 1917, había impulsado la procesión de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén y puesto de su peculio parte del costo de la hechura del grupo escultórico, seguía apoyando la permanencia en la Semana Santa del mismo. D. Paulino, quizás, no estaría exento de cierta tristeza por las vicisitudes por las que había pasado la hermandad a los largo de tanto años, más de cuarenta habían transcurrido, desde 1917. Por ello, aquel año y tantos años más, su presencia en la procesión venía siendo muy frecuente.
Poco prosperó la hermandad, al menos en el sentido cofrade, los siguientes años bajo el mecenazgo de los salesianos; quizás la escasa concepción cofrade de estos y de su nueva junta de lo que suponía poner en la calle una cofradía de Semana Santa, hizo que ésta mejorara en algunos y escasos aspectos, pero no de forma sustancial. Tampoco los cultos, que se seguían celebrando en San Andrés, tendrían un especial relieve en estos años.
En 1960, la imagen estrenó una nueva túnica blanca, cubriéndose ésta con su capa tradicional, también blanca y en el reverso roja, alternando el color de la misma algunos años, como se aprecia en las fotografías de 1961. Ese año, al construirse la Plaza de Isabel la Católica, las cofradías dejan de utilizar la calle Sierpe Alta, que, desde entonces, es parte de dicha plaza, para entrar en San Matías por la calle de la Colcha.
La cofradía no conseguía recuperarse de su languidez y, prácticamente, se limitaba cada año a organizar la procesión del Domingo de Ramos, cuyos costos los sufragaba la Federación de Cofradías en su mayor montante, ya que la hermandad se encontraba en una situación práctica de inexistencia.
Así, en la Semana Santa de 1960 la Federación pagó los gastos de la procesión, como también había dado una subvención de 2.000.- ptas. a la nueva hermandad de las Penas, lo que motivó la protesta de la cofradía de la Humildad, por no ser subvencionada, de la misma forma, su procesión al Campo del Príncipe de las tres de la tarde del Viernes Santo, sin que la Federación se aviniera a los deseos de la cofradía (14).
La cofradía de la Borriquilla, en los últimos años en que salió de los salesianos, se dirigía para entrar en la ciudad histórica al Arco de Elvira, marco único en la Semana Santa de Andalucía, en el que se puede rememorar de forma plástica irrepetible aquella Entrada de Jesús por una de las puertas de la ciudad sagrada de Jerusalén.
La salida del colegio salesiano, en el primer quinquenio de los años sesenta del pasado siglo, permitía a la procesión su entrada en la Calle de Elvira, principal acceso de la ciudad musulmana, desde el exterior al interior, tal como se ha hecho en los últimos dieciocho años, al no estar residiendo la misma en la iglesia de San Andrés. De la Avenida de la Divina Pastora y Ancha de Capuchinos se accedía a la Plaza de la Merced y Puerta de Elvira, para salir a la nueva Plaza de Isabel la Católica por Cetti Meriem y Joaquín Costa; de ahí, a la Calle de San Matías y Navas para iniciar el recorrido oficial.
Con la nueva dirección poco había mejorado la situación de la hermandad; en 1961, la Federación apremió por varias cartas al hermano mayor para que presentara el nombramiento de cargos de su junta, así como, los documentos de legalización de la cofradía, sin que le respondiera a los requerimientos, por lo que dicho organismo decidió seguir sufragando los gastos de la procesión, aunque no por ello dejó de salir de los salesianos, pero encerrándose en San Andrés al regreso, lo que seguiría haciendo en los años siguientes.
El Domingo de Ramos de 1965 será el último que saldrá del patio del colegio salesiano y se va a iniciar un nuevo intento de revitalización de la hermandad.
Eran unos años, no obstante, en los que se evidenciaba el comienzo de la crisis más profunda que aquejaría a la Semana Santa de Granada, de la que apenas se salvó alguna hermandad y que duraría más de diez años. No fue un fenómeno único, sino general en toda la Semana Santa andaluza. Las circunstancias que avocaron a esta larga y profunda crisis serían largos de relatar y excedería del trabajo concreto sobre esta hermandad que tratamos.
En los años de 1965 y 1966, parece que la hermandad estuvo sin directivos. En los programas oficiales de esos dos años se califica de Procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén, sin referirse de modo alguno a cofradía; ello venía a constituir un síntoma claro de situación latente, carente de organización y en la más absoluta decadencia. Sin embargo, la corporación había conseguido, hacía más de diez años el título de Real Cofradía, y como tal, así venía figurando en los programas, al menos desde 1956.
1966. Proceso de reorganización definitiva de la hermandad
Para la Semana Santa de 1966, el nuevo párroco de San Andrés decidió encargarse de reorganizar, una vez más, la hermandad. Con el acuerdo y apoyo de la Federación de Cofradías el párroco y ésta acordaron encarar la revitalización de la hermandad y, como en otras ocasiones de la historia de la cofradía, la Federación tuvo que hacerse cargo de los gastos para que nuestra Semana Santa contara con la procesión inicial de la misma.
Tras algunas reuniones se procedió a elegir una nueva junta de gobierno presidida como hermano mayor por don Agustín Hurtado Carmona, nombrándose vice-hermano mayor a don Antonio Medina Píñar -éste posteriormente será hermano mayor y presidente de la Federación de Cofradías-.
La primera labor efectuada fue la aprobación, ese mismo año de 1966, de nuevos estatutos para la ordenación de la hermandad, tomando posesión la junta directiva en el mes de mayo de ese año (15).
Lógicamente, este año la cofradía volvió a salir de su sede de la iglesia de San Andrés, para dirigirse al Arco de Elvira y Gran Vía y de esta a Cetti Merien y Joaquín Costa y Sancti Spíritu, hacia la carrera oficial.
La recuperación de la cofradía será larga, aunque incesante, y llena de altos y bajos a lo largo de los cuarenta siguientes años. Nuevos tiempos y nuevas dificultades mediatizarán el desarrollo de la hermandad; la parroquia de San Andrés, sede de la misma, va a sufrir a partir de esos años un proceso de despoblación de vecinos que fijarán su residencia fuera de la ciudad o en barrios nuevos de la misma, lo que incidirá de forma negativa en el desarrollo de la hermandad. El deterioro del caserío de este barrio antiguo hará que las viviendas vacías sean ocupadas, muchas de ellas, por gentes ajenas al barrio e, incluso ajenas a la ciudad (algunas de tradiciones no cristianas) que no tienen el poso de conservación de tradiciones que tenía su anterior vecindad.
Años setenta. La Virgen de la Paz, titular mariana
De inmediato, no cesarán los problemas de la hermandad, principalmente motivados por la escasez de recursos económicos, que llevó a su junta de gobierno a solicitar, en 1970, de la Federación de Cofradías que le sufragara los gastos de la procesión, cosa a la que ésta le respondió con una rotunda negativa. Había muchas hermandades en esta época que a duras penas podían realizar su estación de penitencia y la Federación carecía de medios suficientes para atender a las necesidades de las que necesitaban apoyo económico.
La ciudad y el comercio de la misma no respondía adecuadamente para ayudar a su Semana Santa; no era una novedad, desde el inicio de la actual Semana Santa granadina, las cofradías se han sustentado, primordialmente, de la iniciativa de sus hermanos y por la contribución, que se podría calificar de heroica, de algunos directivos y devotos. A ellos se debe, sin duda, la mayor parte del esplendor que hoy presenta la Semana Santa de Granada.
Ese año de 1970, al contar con escasísimos medios económicos que apenas le habían permitido poner la procesión en la calle, dejó a deber, las palmas sacadas ese Domingo de Ramos (16), aunque es de suponer que se pagarían después. Los gastos excedían de los recursos de la hermandad, tales como: banda de música, flor, cera y costaleros que entonces eran profesionales, cuya cuadrilla era dirigida entonces por el decano de los capataces Miguel Sánchez Quesada o su hermano; seguramente, padre y tío del más tarde célebre capataz, Antonio Sánchez Osuna, Antoñín. El paso se presentaba esos años de forma parecida a los anteriores, con profusión de adorno de flores y unos jarrones sencillos en las esquinas.
No obstante, a pesar de la precariedad que tradicionalmente aquejaba a la hermandad, la ilusión de sus nuevos directivos les llevó a pensar en dar culto a María Santísima, agregándola como titular de la hermandad con la advocación de Nuestra Señora de la Paz. Ello ocurrió en 1972 en el que la cofradía encargó al escultor sevillano Antonio Dubé de Luque la imagen de candelero de la Virgen de la Paz. Era hermano mayor don Antonio Medina Píñar.
La advocación de Ntra. Sra. de la Paz había contado con hermandades antiguas en la ciudad que se han extinguido, como la hermandad de Ntra. Sra. de la Paz de Santa Isabel de los Abades, en el Albaicín, que pasó después a la iglesia de San Luis en el siglo XVIII; la del Stmo. Cristo de las Penas y Ntra. Sra. de la Paz de la iglesia de Santo Domingo; la de Ntra. Sra. de la Paz, hoy agregada a la del Cristo de los Favores, en San Cecilio; la hermandad de Ntra. Sra. de la Paz en San Ildefonso o la de penitencia de Expiración de Jesucristo y Ntra. Sra. de la Paz del convento de San Agustín.
Esta imagen recibió la advocación de Paz, porque en ese año se celebraba el Internacional de la Paz y fue bendecida en ceremonia en la iglesia de San Andrés por el párroco de la misma, D. Antonio Bayo.
Contando la hermandad con imagen mariana hubo de modificar sus reglas en 1972 para incluirla como titular de la cofradía. Dos años se tuvo que esperar para procesionar a Ntra. Sra. de la Paz y Granada pudo ver en la calle por primera vez a la Virgen el Domingo de Ramos, día 7 de abril de 1974.
La hermandad no sólo tuvo que allegar recursos para costear la imagen, sino también para realizarle una corona y un canasto-respiradero de orfebrería de forma rectangular, representando, arcos que enmarcaban una jarras florales, y que fue encargado a los orfebres Moreno Romera (el diseño de las jarras, quizás de algunos otros elementos lo realizó Dubé de Luque). Este canasto de orfebrería fue utilizado años después para procesionar al Señor.
La Virgen iba vestida con una saya rojo oscuro y manto celeste con toca de encaje, delante un bosque de cirios; friso y jarras de claveles blancos alrededor de la mesa del paso y dos jarras traseras de la misma flor, en lugar de candelabros de cola. Sí estrenó ese primer año su primer respiradero de orfebrería plateada realizado por los Hermanos Moreno, que unos años después pasaría al Cristo. Dicho respiradero constaba de siete arcos de medio punto en el frontal y trece en cada costero, enmarcando unas jarras con flor. Probablemente fue vestida por Pimentel, vestidor que era reclamado por gran parte de las cofradías para vestir a las Vírgenes.
El paso de Jesús en su Entrada en Jerusalén, también presentó la novedad de ir sobre un trono o respiradero de talla de madera en pan de oro con grandes volutas vegetales semicirculares, que probablemente fue prestado por alguna hermandad.
Ese año de 1974 no pasó la hermandad por el arco de la Puerta de Elvira, sino que siguió por la calle de este nombre para ir a la carrera oficial.
A partir de esta época, la hermandad trata de homologarse al resto de las cofradías en su presentación y cultos y la imagen de la Virgen de la Paz es colocada en el retablo-urna de estilo neoclásico que ocupaba la imagen de Ntra. Sra. de las Angustias de la iglesia de San Andrés. La colocación de la Virgen de la Paz en dicho retablo puede que se hiciera, aprovechando la precariedad y casi desaparición de la histórica hermandad (la del Santísimo Cristo de la Salud y Ntra. Sra. de las Angustias), aún viva y con cultos en los años sesenta. Estos retablos gemelos de la hermandad del Cristo de la Salud estaban situados en la nave principal de la iglesia, a un lado y otro del presbiterio.
La Virgen de las Angustias fue trasladada al altar del Cristo de la Salud y éste al presbiterio para presidirlo. Hace unos años, después de cerrarse al culto la iglesia de San Andrés, ambos altares se han deshecho y aprovechado varios de sus elementos, para formar un retablo en el presbiterio de la iglesia parroquial de la localidad de Gójar (17).
La crisis de las cofradías se agudiza entre 1975 y 1978
En 1975, la crisis general de las hermandades, se dejó sentir en todas ellas; ya venía arrastrándose desde mediados de los años cincuenta y se puso en su más cruda evidencia en 1975. Varias cofradías no hicieron sus estaciones de penitencia ese año, sólo trece las hicieron, quedándose en sus templos las del Rescate, Huerto de los Olivos, Penas y Sentencia; la de los Ferroviarios, del Cristo de la Buena Muerte, había desaparecido y la de los Escolapios, del Cristo de la Expiración, estaba en trance de desaparecer, de hecho, lo hizo en 1978, así estas dos cofradías estuvieron varios años perdidas.
Por supuesto, tampoco salió ese año la de la Borriquilla, y más, con el esfuerzo realizado en el anterior año con la nueva titular y los nuevos "tronos" y algunas cofradías que salieron ese año lo hicieron aligerando el peso de los pasos para abaratar costes y algunas Vírgenes no llevaron el palio. A la Virgen de la Paz, no obstante, se le realizó la peana de orfebrería en 1975 por los hermanos Moreno.
Ese año la hermandad logró un puesto en la directiva de la Federación de Cofradías: el de secretario de la misma, en la persona de su hermano mayor Antonio Medina Píñar, era la primera vez en su historia que se conseguía, siendo presidente de dicho organismo Francisco Gómez Montalvo.
Las causas de la decadencia, y especialmente las económicas, eran las que hemos comentado que apuntaban en los años cincuenta, uniéndose otras nuevas, como el cambio de hábitos de la población (televisión, coche y playa), la progresiva descristianización y el comportamiento de los costaleros asalariados, que a veces dejaban los pasos a mitad del itinerario con amenazas de no proseguir sin una subida en la remuneración previamente estipulada. Sólo las cofradías de menos precariedad económica podían soportar estos avatares.
La Semana Santa de Granada se encontraba envejecida; en las juntas de gobierno apenas si se componían de gente joven, los hermanos mayores y principales directivos eran personas que, a veces, llevaban décadas en sus cargos, con ninguna o escasa renovación, ni deseos de hacerlo, salvo contadas excepciones.
En 1976, todas las hermandades hicieron estación de penitencia, a excepción de la de los Ferroviarios, que estaba sin junta de gobierno y desaparecida, ni la de los Escolapios que estaba en periodo de reestructuración y que no se recuperará hasta los años ochenta.
La hermandad de la Entrada en Jerusalén adelantó su horario de salida a las 5:45 de la tarde, aún no lo hacía a la temprana hora que lo hace actualmente (4 de la tarde), pero tampoco como en los años anteriores que lo hacía entre las 6:30 y 7:30. La acompañó ese año de 1976 la banda de música de la O.J.E. y parece que ese año estrenó unos sencillos candelabros de guardabrisas en las esquinas (18). La cofradía en esos años aún conservaba como llamador la tradicional campana con martillo que caracterizaba a las cofradías granadinas.
La cofradía siguió realizando sus procesiones en los siguientes años y, desde entonces, no las ha dejado de realizar salvo suspensión por fenómenos meteorológicos. También, conforme lo permitían sus posibilidades iba mejorando la presentación de los pasos en la calle y los cultos en su sede de San Andrés.
La Semana Santa de Granada se recupera de la crisis
Nuevos bríos se van apreciando en la Semana Santa de Granada a partir del año 1978, en el que, incluso se va a fundar una nueva cofradía de penitencia: la hermandad de la Concepción, la popular Concha y, con ella comenzará una tercera y última oleada fundacional de hermandades granadinas; etapa fructífera en fundaciones en la que fueron erigidas hasta doce hermandades.
El nuevo y juvenil movimiento costalero, que se inicia en estos años finales de los setenta, fue decisivo para la Semana Santa granadina y, en general, para todas las de Andalucía. Fue una reacción motivada por las pésimas consecuencias que acarrearon en los últimos años el mal hacer y el abuso de los costaleros llamados profesionales. No podía ser de otra forma, de lo contrario la Semana Santa tal y como se concebía en sus manifestaciones procesionales se hubiera extinguido o hubiera tomado otras formas de presentación muy distintas de las que conocemos.
También nuestra hermandad de la Borriquilla, sin espectaculares avances, va logrando, con mayores o menores aciertos, presentarse en la calle el Domingo de Ramos lo más dignamente posible, según los parámetros de aquella época. Se irá proveyendo de enseres y elementos de los que antes escasamente poseía, dedicándose, en estos últimos años de la década de los setenta del pasado siglo, a iniciar los elementos que irán componiendo el paso de la Virgen.
Nuevo manto rojo y algunas sayas, así como el inicio de la candelería, en 1977 estrenó sólo los dos llamados Marías, que le realizaría el taller de los Hermanos Romera, que era uno de los pocos talleres de prestigio que existían en ese tiempo en Granada y que en 1974 le realizaron el respiradero. Al Señor también le hicieron en 1977 unos nuevos candelabros para las esquinas, con los que procesionaría hasta que se le realizaron los del actual paso.
En 1978, las cofradías se acercan a una aspiración que desde el inicio de los años cuarenta, había mantenido a lo largo de todo ese tiempo: su estación de penitencia en la Catedral. No se consigue plenamente en este año, pero sí llegar hasta sus puertas, aún cerradas para ellas, por lo que los itinerarios se varían para llegar a la Plaza de las Pasiegas, a través del Pie de la Torre; se había abandonado el itinerario por la calle de Reyes Católicos hacía Gran Vía; que, además, al estar en el cauce del río Darro, el frío dejaba vacías la sillas allí colocadas. Pero este hecho no se produciría más que en dos años: 1978 y 1979.
Ese año de 1979 se presentó lluvioso y las cofradías del Domingo de Ramos padecieron en la calle lo intempestivo del tiempo, debiendo la hermandad acortar su itinerario para regresar aceleradamente a San Andrés.
La hermandad se va consolidando en los años ochenta
Después de setenta y cinco años, desde que se fundara la cofradía, con las épocas tan difíciles que tuvo que afrontar -en una de ellas desapareció y en otras dos estuvo al borde de ello- ésta continúa un camino de consolidación, con aciertos y errores, en los años ochenta del pasado siglo, que la conducirá, poco a poco, a los momentos presentes de apreciable esplendor y popularidad. El apoyo, sin embargo, de la población e instituciones granadinas siempre ha sido tibio, como en casi todas las cofradías de Granada, aunque en honor a la verdad, es cada vez más notable, pero insuficiente.
Atareada la cofradía a principios de la década de los años ochenta en conseguir una presentación lo más digna posible en su procesión. Los primeros años de dicha década se centra en conseguir unos pasos y enseres que dentro de la humildad de medios que la caracterizaban, pudieran equipararse a los de muchas cofradías de la ciudad.
A la Virgen de la Paz, concebida para paso de palio, lo llevará por vez primera a final de los años setenta. Era un humilde palio de encaje dorado, de caídas con un remate inferior ondulado y con los varales, no exentos de belleza, que se realizaron por los Moreno en 1979 aún hoy mantiene en el mismo.
Se le realizan en 1980 la cruz de guía y las jarras del palio y en 1983 unos respiraderos de orfebrería de metal plateado; en 1974 se le habían labrado los primeros, que pasarán al paso de Jesús en 1983. Sobre dichos respiraderos de la Virgen irá Jesús en su Entrada en Jerusalén, hasta que se le sobrepone sobre ellos, en 1983 o 1984, un canastillo de metal plateado, labrado en estilo neobarroco, también realizado por los Hermanos Moreno.
Había pasado el tiempo en el que los pasos de Cristo se adornaban con una profusión de flores, mezcladas con hojas de diversas plantas y se empezaba a realizar unos calvarios de flor única, especialmente de clavel rojo, pero aún sin el apretado calvario de flor única (clavel o lirio) en el que sólo se apreciará la cabeza de la flor sin el tallo.
La animación en la calles de Granada era bastante apreciable en el año 1980 con respecto a épocas inmediatas; la ciudad de Granada empezaba, aun tímidamente, a participar con su presencia en días no punteros de la Semana Santa, como los que transcurrían del Lunes al Jueves Santo.
El fenómeno de aparición de los costaleros aficionados, iniciado en 1978, en la hermandad de la Concepción y con los de la Santa Cruz, sustituirán con calor y entusiasmo a los llamados profesionales, revolucionando la forma de andar de los pasos y siendo uno de los revulsivos de aquella Semana Santa apagada. Estos primeros grupos de costaleros se prestarán estos años a llevar los pasos de varias cofradías, entre ellas, ésta de la Entrada en Jerusalén se portó por los Costaleros de la Penas, que fueron quienes en estos años llevaron los pasos de la hermandad. El hecho de ser el hermano mayor, Sr. Medina Píñar, secretario de la Federación de cofradías en el mandato del presidente Gómez Montalvo y hermano mayor de la cofradía de las Penas, influiría en que estos costaleros se eligieran para llevar estos pasos. Jamás, hasta ese momento, se habían visto los pasos de la hermandad cargados con tanta pericia y belleza como a hombros de estos costaleros.
Por otra parte el paso de la Virgen, como tantos otros en esos tiempos, al no contar con candelabros de cola, las esquinas se adornaban con centros de flor, normalmente de gladiolo y clavel, a veces de dimensiones sorprendentes. La flor era el sucedáneo de la orfebrería, por la escasez de medios económicos.
En esta línea de recuperación muy ostensible de la Semana Santa granadina van a resurgir en 1981 las dos hermandades perdidas en años anteriores: la del Cristo de la Buena Muerte y Ntra. Sra. del Amor y del Trabajo (Ferroviarios) y la del Cristo de la Expiración y María Stma. del Mayor Dolor. Otras hermandades de nuevo cuño habían aparecido: la Hermandad de Jesús del Amor y de la Entrega y María Stma. de la Concepción (1978), la de Jesús de la Pasión y María Stma. de la Estrella (1980), la de Jesús Nazareno y María Stma. de la Merced (1981) y la de Jesús Cautivo y Ntra. Sra. de la Encarnación (1981).
Ese año de 1981, en el que el hermano mayor, Sr. Medina Píñar, sería nombrado vice-presidente de la Real Federación de Cofradías, la Virgen de la Paz sale con manto bordado de los llamados "de pegados", que poco tiempo lo mantuvo -hasta 1984-, porque, evidentemente, este tipo de bordado, que consiste en elaborar piezas en tisú de recorte para incorporarlas a la tela, por su escaso mérito artístico no era el más adecuado para imprimir valor estético al paso.
Datos curiosos de 1983 fue el que se repintó la burra y el pollino del paso de Jesús pasando de su color primitivo, el marrón, a un gris más acorde con la realidad de estos jumentos y que se estuvo planteando desdoblar la cofradía en dos procesiones: una por la mañana con el paso de Jesús y otra por la tarde con el paso de la Virgen de la Paz y otro de Misterio (19). Era una clara alusión a la presentación que realiza en su estación de penitencia la cofradía de la Entrada en Jerusalén, Cristo de Amor y Ntra. Sra. del Socorro de Sevilla.
Hace unos años, dentro de esta idea, planteé a la cofradía granadina, la posibilidad de recuperar, mediante una fusión, a la antiquísima y legendaria Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo de la Salud y Ntra. Sra. de las Angustias de San Andrés, a fin de que no desapareciera esta histórica hermandad, aun viva canónicamente, cuya idea expresada en un informe, expuse a la directiva que fue muy bien acogida. Comprendo que con las dificultades económicas de los tiempos y haber sido cerrado el culto la iglesia de San Andrés, esta idea quedase en el olvido. Pero ahí está, y el hecho de que existan dificultades importantes no desmerece la oportunidad de recuperar dicha hermandad sacramental con sólo realizar los trámites canónicos para obtener la fusión y dar culto a las imágenes; y el futuro, aunque sea lejano, establecerá la posibilidad de su procesionalidad.
Tres hombres vestidos de romanos a caballo abría la procesión en el año 1984 y precediendo al paso de Jesús, que estrenaría un nuevo manto un largo manto de brocado de sedas de color oscuro con tramas rojizas y túnica de damasco y una sensible mejora en el adorno del calvario con rojos y compactos claveles.
El movimiento costalero también llegó ese año a la hermandad, creando su propio cuerpo al mando del capataz Antonio Orantes. Era un grupo de costaleros aún limitado que sólo pudo llevar el paso del Cristo, siguiendo en el de la Virgen de la Paz los costaleros de las Penas.
Como se dijo anteriormente, el manto de la Virgen, de tisúes de recorte, se va a sustituir en 1985; cuatro años lo "lució" la imagen, fue uno de los desaciertos en estos años de pruebas que prontamente corrigió la cofradía.
La cofradía en estos años de mediados de los ochenta empezará a tener un concepto más claro de lo que deseaba para conformar la estética de su paso de palio. Pero no sólo cambió el manto en 1985, también la toldilla de cajón de encajes dorados que llevaba en los anteriores años, para colocarle una de terciopelo azul y bambalinas exentas con terminación en tres semicírculos o lóbulos, adornadas con cordones y borlones en hilo de oro. En la parte trasera el paso se remataba con dos candelabros de orfebrería y de guardabrisa, de discreto tamaño, combinados con las tradicionales esquinas de gladiolo y clavel. También llevaba dos marías con ramos de flor de cera.
La evolución del paso de palio en estos años contribuirá a potenciar la belleza de esta Virgen de la Paz del escultor Antonio Dubé de Luque.
Ese año un nuevo paisaje urbano se incorporará al itinerario de la hermandad: la Plaza de la Romanilla, llena de palmeras, junto al Pie de la Torre. Plaza que había surgido hacia 1984, en los primeros años de la democracia, del desgraciado derribo de las dos naves de hierro forjado, ladrillo y sillares de piedra del Mercado de Abastos de la carne y verduras, que a su vez surgieron en el siglo XIX de la demolición del histórico convento e iglesia de las Capuchinas, que aún da nombre a la calle, único resto que queda de su recuerdo.
La cofradía en su regreso desde la puerta de la Catedral, irá por Mesones y plaza de la Trinidad a la nueva Plaza de la Romanilla y la cruzará hasta la calle de San Jerónimo. En dicha plaza, multitud de luces de bengalas y brumas de humo blanco iluminarán su paso entre las palmeras.
El Domingo de Ramos se va enriqueciendo con nuevas cofradías hasta un total de cuatro en esos años: Entrada en Jerusalén, Santa Cena, Sentencia y Cautivo desde 1982 y en tiempos más recientes se agregará una quinta, la de Jesús Despojado. A medida de que se incorporan al día otras hermandades, la de la Borriquilla ha de adelantar su hora de salida a las cinco de la tarde variación considerable con respecto a los años sesenta que salía a las 7:30.
En 1987 estrena guion o bacalá realizado consistente en una gran cartela en orfebrería sobre terciopelo azul turquesa, además de nuevos báculos. También se había encargado una saya al taller de Jesús Nazareno y una nueva toldilla en malla bordada en el paso de la Virgen (seria la tercera en los últimos trece años), que estaría terminada para la Semana Santa de 1988.
La nueva toldilla la bordaron las monjas dominicas de la localidad jiennense de Torredonjimeno, que la realizaron, bordando la malla en hilo de oro y sedas; consistía en unos paños de elementos vegetales, con el central más pequeño, y en él, el escudo bordado de la cofradía, es decir el emblema de Jesús enmarcado en hojas de palma.
Ese año el paso presentaba un exuberante adorno floral, con gladiolos rosa en las esquinas y grupos de rosas, de tono más fuerte, en el friso del respiradero y jarritas delanteras con flor de cera. A su paso por el Arco de Elvira, y desde sus almenas, una lluvia de pétalos caen sobre el paso de Nuestra Señora, costumbre iniciada en esos años ochenta y que actualmente no se efectúa.
Por vez primera la Virgen va a contar con una marcha procesional "Nuestra Señora de la Paz", compuesta por el famoso director D. Abel Moreno, cuando era titular de la Banda de la División de Infantería Mecanizada "Guzmán el Bueno" nº 2, institución que es hermano mayor honorario, y que fue estrenada esa misma Cuaresma de 1988 en el Auditorio Manuel de Falla.
Al final de ese año, es elegido presidente de la Real Federación de Hermandades y Cofradías de Granada el hermano mayor de esta cofradía, con más de veinte años ejercicio en el cargo, D. Antonio Medina Piñar, que sucedería al Sr. Gómez Montalvo. La cofradía ya contaba con el acceso al máximo cargo del órgano cofrade de Granada, del que en años anteriores había ocupado otros cargos y en cuyo mandato va a nacer la revista "Gólgota".
Eran años en los que las hermandades granadinas empezaban a acudir a Sevilla, no sólo en busca de ideas que transportar a nuestra Semana Santa, también a realizar sus enseres y a contratar bandas de música. No era algo insólito en nuestras cofradías, desde el inicio de la moderna Semana Santa, la existencia de cierto mimetismo con Sevilla, que en los años ochenta va a verse incrementado de forma notable y diríamos que excesiva.
Esa admiración por el buen hacer de las hermandades de sevillanas, plenamente justificada a mi juicio, pero que irá, ya desde décadas anteriores , en detrimento y pérdida de la idiosincrasia de la Semana Santa granadina. Tal influencia buscada se va a incrementar en la década de los años noventa y parte de la de 2000. Actualmente se ha diversificado la búsqueda de trabajos y contrataciones a otras ciudades y a la propia Granada, donde se han creado talleres, emergido artistas y extraordinarias bandas de música.
Este inciso viene a cuenta de que, en 1989, la hermandad trae a su procesión a la banda de cornetas y tambores del Regimiento de Caballería de Sevilla, División Motorizada "Guzmán el Bueno" vestidos de gala (seguro que por mediación del Sr. Abel Moreno). No era una novedad, muchas bandas de música de aquella ciudad y provincia, años antes venían contratadas por varias cofradías granadinas.
Año de 1989, de pujanza o de esfuerzo, al menos externos, de la hermandad de la Entrada en Jerusalén, en el que también estrena la Virgen la saya bordada en el taller de Jesús Nazareno de Granada. Año en el que no se encendieron bengalas por la Plaza de la Romanilla, parece que estaba mal visto en los corrillos cofrades.
La hermandad en la década de los años noventa
La Semana Santa de Granada llevaba una década de auge, después de una larga crisis que la hizo tambalear. Las cofradías granadinas ya estaban preparadas para iniciar la carrera de perfeccionamiento que la conducirán al esplendor de nuestros días en todos sus parámetros: presentación y profusión de cultos, revistas, carteles, pregones, tertulias, vía crucis, traslados, altares de cultos, vestimenta de imágenes, bandas de música...etc. También la participación de la ciudad fue en crecimiento, creándose un núcleo ciudadano cada vez más numeroso entorno a la Semana Santa y sus manifestaciones populares, que participa de forma cada vez más importante en dicho auge externo de estas celebraciones, que se va ampliando a los días de Cuaresma.
No así, ha ocurrido con la misma intensidad, desafortunadamente, en la participación en sus aspectos más nítidamente religiosos. La asistencia a los cultos ordinarios y a las estaciones de penitencia de los hermanos no ha crecido con parecida intensidad; es una asignatura pendiente que tiene esta ciudad y de difícil solución en los tiempos que corren. Cultos y cirio acompañando a sus titulares en la estación es algo muy importante que nos falta a los cofrades, que para eso lo somos.
La cofradía de la Entrada en Jerusalén participaba en 1990 de estos déficit que hemos señalado. En ese año contaba con una nómina de escasos hermanos, unos 375. No era la única, gran parte de nuestras hermandades carecen de suficientes hermanos para desarrollar los proyectos que se iban a programar.
El Domingo de Ramos de 1990 se presentó con inestable, a pesar de lo cual la cofradía salió y pudo realizar gran parte del itinerario, pero al pasar por la Plaza de las Pasiegas un chubasco hizo acelerar la recogida de forma desorganizada. Aún no se podía realizar estación en la catedral y no tuvo refugio donde acogerse al pasar por sus puertas. A la cofradía la estaba acompañando las bandas de música de, Regimiento R.A.C.A nº 14 y la del Gobierno Militar.
El palio de Ntra. Sra. de la Paz se enriquecerá en 1990 y 1991 con marquilla de las bellotas en las bambalinas y nuevos faldones con el escudo de la hermandad en 1992.
También en estos primeros años de la década la imagen de Jesús en la borriquilla lucirá un manto antiguo color púrpura bordado en oro que pertenece a Jesús de la Humildad de la iglesia de Santa María de la Alhambra. Este Cristo de la Alhambra fue titular de una antigua hermandad de Vía Sacra que recorría en pasados siglos los secanos de la Alhambra, hasta una ermita que allí existía del Santo Sepulcro (20).
Quizás el conseguir esta túnica para procesionar se debió a las más estrechas relaciones entre esta cofradía y la de Ntra. Sra. de las Angustias de Santa María de la Alhambra, en unos años en los que, abriendo una y cerrando la otra las estaciones penitenciales de la Semana Santa granadina, la llave simbólica de apertura cada año es entregada por la hermandad de la Alhambra a la de Jesús en Jerusalén. La primera acude el Domingo de Ramos, con directivos vestidos con su hábito, a llamar con dicha llave para que se abran las puertas del templo y salga la primera cofradía de la Semana Santa.
Primera salida extraordinaria de la Virgen de la Paz.
Será después de la Semana Santa de 1990 cuando la cofradía hace su primera salida extraordinaria con la Virgen de la Paz en el mes de junio de ese año, hasta la iglesia de San Miguel Bajo para visitar a la Virgen de la Aurora. La Virgen fue sin palio a recorrer las calles albaicineras y a asomarse al Mirador de la Lona en un recorrido de paisaje urbano insuperable.
Las cuestas, plazuelas, calles, cármenes y cipreses del Albaicín ofrecieron un marco de ensueño a la Virgen de la Paz. Al fin y al cabo, también era su barrio, pues parte de él se recosta en laberinto de callejas que suben y bajan al Albaicín desde la parroquial de San Andrés.
En la Semana Santa de 1992 por vez primera el paso de Jesús lleva una palmera detrás, en lugar del haz de palmas tradicional,
Una vez más en 1994 la estrecha puerta de San Andrés enmarca los pasos de la cofradía en difícil salida que pone a prueba la pericia de los costaleros de la hermandad, dirigidos por los capataces Ginés Pérez, en el paso de Cristo, Miguel Civantos en el de la Virgen, con la ayuda de José Antonio Gami y, después, de Antonio Gámiz. No se oye respirar, la gente en Granada ha aprendido a enmudecer mientras los pasos, como en un alumbramiento difícil, salvan el dintel de la puerta. Después estallan los aplausos al compás de las marcha que la Agrupación Musical Cristo de la Lanzada y de la Banda Municipal de la Zubia.
En estos años de principios de los noventa, la carrera oficial se modifica para incluir la Plaza de Bibrambla y Pescadería para acceder a las puertas de la Catedral, aún sin entrar en ella. Era volver a unos tiempos pretéritos, en los que esta extraordinaria e histórica plaza volvía a constituir el núcleo procesional de la Semana Santa granadina.
En estos años noventa el número de niños vestidos de hebreos había descendido notablemente, tal vez el horario de salida de la cofradía, que poco a poco iba adelantando o el frío de las noches granadinas pudieran haber influido en la disminución, por el contrario el número de nazarenos en compensación aumentaba algo, por lo que la hermandad realizó algunas túnicas nuevas en 1995. Sin embargo, el cuerpo de camareras o mantillas, estaba más nutrido, dirigidas por la camarera mayor María Angustias López Roldán.
Se cumplen 80 años de la primera salida procesional
En 1997 se cumplía el ochenta aniversario de la fundación de la primitiva hermandad (en realidad más bien sería de la primera salida procesional de 1917). La hermandad no se encontraba con el brío suficiente para celebrar actos conmemorativos de especial relevancia, pero no dejó de realizar algunos, como un cartel conmemorativo, que presentó Alfonso Guerrero Santisteban y una Eucaristía con dicho motivo.
Eran también años de deseo de renovación en la cofradía, tantos años dirigida por el Sr. Medina Píñar (cerca de treinta). La llegada de gente joven a la hermandad va a provocar cierta convulsión y al terminar el año cofrade de 1997 ha de intervenir la autoridad eclesiástica para nombrar el día 24 de junio de ese año un comisario en la persona de D. José Ortega Sánchez con la obligación de elaborar un censo de hermanos y convocar elecciones para hermano mayor. Éstas no se llegaron a celebrar, como se tenía previsto en el mes de septiembre, optando el arzobispado por designar al Sr. Ortega hermano mayor de la cofradía (22).
Una nueva capilla se había habilitado en San Andrés para cobijar la imagen de Jesús. Si bien, como se ha indicado, la Virgen tenía capilla-retablo, junto al presbiterio, la imagen de Cristo, permanecía todo el año en un altar portátil a los pies del templo. Consiguiéndose en 1997 habilitar la capilla bautismal, situada a la derecha de la entrada de la iglesia, para realizar en el otoño de ese año una humilde capilla para el Señor.
Deseosa la nueva junta de darte impulso a la cofradía con premura se apresta a encargar 50 equipos de vestimenta hebrea para los niños y 60 túnicas, para surtir la demanda de los nuevos hermanos que en ese año llegan hasta la cifra de cerca de 450. También se estrena en la Semana Santa de 1998 el estandarte de las camareras, cuyo bordado en hilo de oro, encomendándose esta misión al bordador sevillano Francisco Franco de Coria del Río.
No dejará aún la hermandad de encargar enseres de orfebrería a los granadinos Hermanos Moreno, quienes hicieron ese año el libro de venias. Otros encargos se realizaron, como la restauración de varales y candelabros de cola.
La Virgen de la Paz lució en el Domingo de Ramos de 1998 una bella cruz de esmeraldas en el pecho donación de dos hermanas cofrades
También se cumplieron en 1999 los veinticinco años de la primera salida procesional de la imagen mariana titular, Ntra. Sra. de la Paz, celebrada con una función con exaltación a la Virgen, que pronunció el coronel Francisco Ortuño Mirete y en la que se estrenó una nueva corona realizada por el orfebre de Coria del Río, Agustín Donoso.
Dichos actos culminaron con una procesión extraordinaria de la Virgen el día 24 de enero de 1999, onomástica de la Paz, que se dirigió al monumento de la Inmaculada del Triunfo y después a la Basílica de San Juan de Dios. En la procesión figuraron representaciones de doce cofradías y la banda municipal de Cúllar Vega (21).
No cesarían en 1999 los estrenos con los que hemos citado, en la Semana Santa lucía la Virgen una nueva toca bordada también por Francisco Franco de Coria del Río y un nuevo juego de ciriales. Una corona nueva se impondrá a la Virgen ese año, la realizó, el orfebre sevillano Agustín Donoso.
En otro orden de cosas, la Semana Santa de Granada iba creciendo hasta alcanzar en los primeros años noventa el número de 32 hermandades, con 33 procesiones. La última en incorporarse fue la del Stmo. Cristo de San Agustín, hermandad de 1680, que se convierte en penitencial.
La hermandad en el siglo XXI
Uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la Semana Santa granadina se producirá en el año 2000: la entrada de las cofradías al interior del Templo Metropolitano para hacer estación de penitencia, aspiración de más de sesenta años que se veía colmada con la llegada como arzobispo de Granada de D. Antonio Cañizares Llovera, hoy cardenal de la Iglesia. Se concedió con motivo del Año Jubilar, pero la autorización ha continuado hasta en el presente.
La cofradía también va a iniciar el siglo XXI un proceso de renovación significativo, que la conducirá quince años después, con sus luces y con sus sombras, a la situación de relativo esplendor que hoy presenta. Siempre el fantasma de la escasez de medios ha planeado sobre esta hermandad, como en tantas otras, pero el esfuerzo y la ilusión de sus directivos y hermanos, ha superado las grandes dificultades con que se enfrentará durante estos siguientes años.
Entre estas dificultades va a estar la clausura del templo de San Andrés por necesidad perentoria de una total reparación, muy deteriorado por los cinco siglos de su permanencia. La salida de 1999 será la última que la cofradía realice desde el templo donde fue fundada y en el que, desde entonces, había permanecido.
La parroquia y con ella la hermandad y sus imágenes se trasladaron a la cercana iglesia de Santiago, pensando que la restauración duraría escasos años.
Dado que las dimensiones de la puerta de la iglesia de Santiago no permite la salida de los pasos, la hermandad, después de sondear la posibilidad de buscar otro templo, especialmente para poder salir a realizar su estación del Domingo de Ramos, encontró la acogida de los Padres Redentoristas para su salida procesional desde su iglesia del Perpetuo Socorro (San Felipe Neri). Desde allí también está saliendo hasta el momento presente.
Al cambiar de iglesia de salida la hermandad ha de realizar cada Cuaresma, después de los cultos, un traslado de sus titulares desde Santiago a la Iglesia del perpetuo Socorro, de donde sale por vez primera el Domingo de Ramos de 2000, adelantando a las 4:30 de la tarde su horario de salida y su itinerario.
Otro paisaje urbano incorporará por esta circunstancia a su discurrir por la ciudad. Pasará por el Hospital de San Juan de Dios, su Basílica y el Hospital de San Rafael, donde los enfermos salen a recibirla; llegará al Triunfo y subirá hasta el Arco de Elvira. Desde entonces, en lugar de salir por dicho arco, entrará en la calle de Elvira a través de él (como ocurría cuando estaba en los Salesianos). También, al regreso pasará por la plaza de la Universidad y el Colegio San Bartolomé y Santiago, junto a la iglesia de los Santos Justo y Pastor.
En esta primera salida del Perpetuo Socorro (San Felipe Neri), Jesús estrenará un mantolín nuevo y propio, también realizado por el bordador Francisco Franco y dos llamadores de orfebrería de Villareal de Sevilla; el de la Virgen representando a una paloma con ramita de olivo en el pico.
No hizo buen tiempo ese día en el que la cofradía había salido con sol espléndido, pero al llegar a la Calle de Elvira, se tuvo que refugiar por causa de la lluvia en la iglesia de San Andrés, su templo sede. Parecía que ello era todo un símbolo, en otro tiempo se hubiera creído un milagro...un designio divino, el que aquel año, que no salía de su sede canónica por los avatares de los tiempos, tuvo que entrar y salir de San Andrés circunstancialmente; porque habiendo escampado, la cofradía continuó hasta la catedral, donde entró por la Puerta del Perdón, porque la lluvia volvió a hacer de las suyas. Ya no se pasó por tribuna y desde el Templo Metropolitano regresó al Perpetuo Socorro por la calle de San Jerónimo.
Previamente, en aquella Cuaresma de 2000 la hermandad celebró un concierto de música de la Semana Santa, con intervención del saetero Antonio González y la banda de música de Granada. A él asistió el arzobispo, Mons. Cañizares y el alcalde, Sr. Moratalla.
La hermandad estaba atravesando con la nueva junta unos momentos de renovación importantes, a pesar del contratiempo del cierre de su iglesia. En el año 2000- 2001, emprende la restauración del conjunto escultórico de la Entrada en Jerusalén, encargando la labor a la restauradora granadina Carmen Bermúdez, profesora de la Facultad de Bellas Artes, con la que colabora Raquel Sánchez, que también hacen una limpieza del rostro de la Virgen de la Paz, realizando una meritoria labor.
Ya se aprecia la restauración en la salida de Semana Santa de ese año que ese año de 2001, que la realiza con esplendido tiempo y con el acompañamiento musical de la banda de Santa María del Triunfo.
Era año de elecciones en la cofradía, que se celebraron el día de San Juan Bautista presentándose de candidatos a hermano mayor, Eugenio Almohalla y Francisco López, pero ninguno resulta elegido, dándose la extraña circunstancia que lo fue José Luis García, que no había presentado ninguna candidatura. Este hecho insólito provoca que sea impugnada la elección, que se repite el 23 de septiembre, resultando elegido hermano mayor el mismo candidato, José Luis García Millán ¿Esta controversia sería fruto de la tensión entre los partidarios de conservar el anterior modo de hacer las cosas y la nueva savia que había entrado en la cofradía? Lo cierto es que en la corporación se movían las cosas y se había incrementado el número de hermanos, eran ya más de 550; nuevas formas de entender asuntos de la hermandad se estaba abriendo paso, que tendrá su sede de actividades y custodia de sus enseres en su primera casa de hermandad en la calle Colegios.
También nuevos hermanos mayores honorarios se había nombrado por la hermandad: el MADOC, Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales y mayordomos de honor; Delegado de Defensa y Director de la Residencia Militar.
La Virgen estrenaría en 2002 el frontal de la crestería del palio bordado en oro por el taller de Francisco Franco y el cortejo del pertiguero con todos sus elementos del paso del Señor, en el siguiente año estrenaría la parte trasera y la pintura al óleo des estandarte de camareras por Juan Díaz Losada.
No sólo eran proyectos de presentación externa de la hermandad, en el aspecto espiritual, además de las misas mensuales dedicadas a su Titulares, la cofradía realzaba charlas de formación los sábados y bolsas de caridad para los feligreses necesitados, aparte de la funciones de reglas, Festividad de Cristo Rey con basapies a la imagen de Jesús; besamanos a la Virgen con función en su onomástica, día 24 de enero; misas de difuntos y triduo a San Andrés y cultos cuaresmales, todo en el marco de una estrecha colaboración con la parroquia.
Otras actividades culturales también preocupaban a la hermandad, realizando en estos años un cartel de Semana Santa, que solía presentarse con acompañamiento musical de alguna banda de música.
Nuevamente la hermandad fue sorprendida por la lluvia el Domingo de Ramos de 2003; cuando llegaba a la catedral empezó a diluviar y sus pasos tuvieron que permanecer dentro del templo metropolitano hasta la mañana del Sábado Santo en que se trasladaron a su iglesia.
Nuevo Paso de Cristo
Pero el proyecto más importante de la hermandad, tal vez desde su fundación, se va a anunciar y fue la decisión de realizar en los siguientes años un nuevo paso a Jesús de la Entrada en Jerusalén con varias imágenes en el mismo. Se dejaba de pensar en la orfebrería para efectuar un paso neo-barroco en talla de madera enlucido en pan de oro.
La hermandad se había decidido a este proyecto de gran envergadura en el año 2002 y el contrato se realizaría con el tallista sevillano, Antonio Ibáñez Vallés, que realizará la talla de canasto, respiradero y seis candelabros de guardabrisa, 4 para las esquinas de 8 luces cada uno y 2 para los costeros de 5 luces, cada uno, entregando los candelabros para la Semana Santa de 2008.
Las figuras e imágenes del paso las contrató el día 13 de abril de 2003 con el escultor natural de Guadix, afincado en Granada, Ángel Asenjo Fenoy, que las irá labrando en los siguientes años.
El llamador del paso continuaría llevando el que tenía el paso antiguo, realizado por el taller sevillano de Villareal en el año 2002, con diseño realizado por el hermano costalero, Carlos Navarro Martín y que representa en su centro el leyendario Arco de Elvira, sitio emblemático de la hermandad desde su fundación. A los lados presenta las imágenes de los titulares.
Ya en la Semana Santa de 2004 se verá en la calle realizada la primera fase del paso de Señor, es decir, en ebanistería y las dos primeras figuras del misterio que van a acompañar a Jesús como son la mujer hebrea y niña, que se colocarán el en la parte trasera a la derecha del Cristo. El Señor este año de 2004 conservará aún en las esquinas del paso los anteriores candelabros de orfebrería.
Para la Semana Santa de 2005 se estrenarán en ebanistería los candelabros de guardabrisas sin dorar, cuatro en las esquinas y dos más pequeños en los costeros, y el tallado de la delantera del paso.
Dos nuevas imágenes de Asensio Fenoy procesionaron en el paso del Misterio en 2005: la de San Juan Evangelista, ocupará la delantera del paso, tirando con una soga de la borriquilla. La imagen fue bendecida en la iglesia de San Felipe Neri (Perpetuo Socorro) el 17 de marzo de ese año. En la trasera izquierda, irá la imagen de Santiago Apóstol, titular de la iglesia de acogida de la hermandad, que fue bendecida con la de San Juan. La Virgen de la Paz será, también restaurada ese año por su mismo autor, Antonio Dubé de Luque, realizándole también nuevas manos, para darles más expresividad, tras los treinta años de su hechura.
La cofradía estaba realizando un esfuerzo extraordinario en los más diversos aspectos, que la había transformado totalmente. La organización de la comitiva procesional, los enseres, el arreglo de las imágenes, los actos y los cultos...etc. presentaban a Granada una verdadera cofradía que nada tenía que ver con etapas anteriores, que fueron, desde luego muy meritorias, dados los enormes problemas de todo tipo que tuvo la hermandad que afrontar en el pasado.
Gran proliferación de bandas de música y de cornetas y tambores se está produciendo estos años en la Semana Santa de Granada, que ya apenas si tiene que acudir a otros lugares para surtirse de ellas, sino que van a ser demandadas por otras localidades de Andalucía. La hermandad de Jesús de su Entrada en Jerusalén se va a hermanar con una de ellas, la de Ntro. Padre Jesús de la Victoria, que saldrá con el paso de misterio en los años siguientes.
En el otoño de 2005 se realizará cabildo de elecciones en el que resultó elegido Francisco José Martín Cirre, pero no duraría mucho su mandato, pues tras poco más de un año, en el otoño de 2006, presenta su dimisión, convocándose nuevas elecciones, ordenadas por el arzobispo Mons. Javier Martínez, en las que resultó elegido prácticamente por unanimidad, Eugenio Almohalla Noguerol, teniente de hermano mayor, que era vocal de prensa de la Real Federación de Cofradías y es profesor de enseñanza.
El Sr. Almohalla manifestó su deseo de devolver el ambiente de concordia que años atrás había mantenido la hermandad y continuar con el importante reto de finalizar los proyectos emprendidos en esos años, como completar el paso de misterio y el paso de palio de Ntra. Sra. de la Paz.
Para la anterior Semana Santa de 2006 se siguió completando el paso de Jesús, con otra imagen, la de San Andrés Apóstol, que se presenta en diálogo con la de Santiago, ambas del escultor Asenjo Fenoy. También, se le añadió la figura de Zaqueo encaramado a la palmera; personaje del Evangelio, que al entrar Jesús en Jericó, debido a su pequeña estatura se subió a una palmera para poder contemplarlo y Jesús le dice que baje que quiere hospedarse en su casa.
La imagen de San Andrés constituía un sesgo simbólico en el paso, al ser el titular de la iglesia sede de la hermandad, donde se fundó y continuaba siendo sede canónica de la misma, a pesar de tenerla que haber abandonado hacía seis años por una reparación interminable, que aún dura en nuestros días y no se sabe cuándo podrá abrir sus puertas, si es que alguna vez las podremos contemplar abiertas.
Asimismo se presenta en dicha Semana Santa el labrado de los costeros del misterio, dentro del programa que estaba realizando el taller sevillano de Antonio Ibáñez, que tenían un importante antecedente en Granada con el extraordinario paso de Jesús Nazareno, entre otras obras.
Por estas fechas de mediados de la primera décadas del 2000, la hermandad ya contaba con un apreciable número en su cuerpo de costaleros, hasta un número aproximado de 100; no podía ser menos dada la envergadura del nuevo paso de misterio, el del palio y los necesarios relevos que se necesitan en la estación de penitencia.
A pesar del enorme esfuerzo que representaba sufragar el coste del paso de misterio, la hermandad no olvida las consiguientes mejoras en el paso de palio.
En este año de 2006 la Virgen estrenó una nueva saya de salida en terciopelo color burdeos bordada en oro por el bordador ya clásico de la hermandad, Francisco Franco de Coria del Río y se encargará la nueva candelería de la Virgen para sustituir la antigua de metal sin repujar. Se contratará con el orfebre Agustín Donoso, que sólo realizará para el Domingo de Ramos de 2007 la primera tanda de ella.
Estos años la hermandad había contratado nuevas bandas de cornetas y tambores y de música, con la presencia de la inolvidable banda del Dulce Nombre de Machena ( Sevilla) y la municipal de Íllora (Granada). La primera daba un inenarrable son al potente balanceo y avance de los costaleros a costal del Misterio de la Entrada en Jerusalén de 2008. Ese año también estrenó el respiradero tallado.
La Virgen lucía extraordinarios y nuevos candelabros de cola del orfebre Agustín Donoso, que con iban vibrando de forma exquisita cuando caminaba la Virgen al paso corto de sus costaleros. No fue esta Semana Santa de 2008 generosa con el tiempo en algunos de sus días, que no dejó salir a algunas hermandades, pero el Domingo de Ramos sí se presentó esplendido.
Un gran acontecimiento cofrade ocurrió en Granada en el año 2009 en que se cumplía el centenario del llamado Santo Entierro Antológico, fue la procesión de la Passio Granatensis, la Pasión de Cristo, según Granada. Era el día 11 de abril de ese año, Sábado Santo, y todos los pasos de la Pasión de Jesús, titulares de las cofradías granadinas salieron a la calle desde la Santa Iglesia Catedral.
El primer paso que desfiló fue el de la Entrada de Jesús en Jerusalén, conforme correspondía al orden cronológico de la Pasión. El paso del Señor ya estaba luciendo el dorado del frontal y los dos candelabros delanteros, que realizó el artista de Guadix, afincado en Granada, Cecilio Reyes y que había estrenado aquel Domingo de Ramos de 2009.
Habían acudido a Granada para presenciar el acontecimiento, según la prensa, más de 250.000 personas, pero no pudo contemplarse en todo su gran esplendor porque la meteorología inmisericorde, deslució en algunos momentos el magno desfile de pasos pasionistas.
Terminada la Semana Santa de 2010, el hermano mayor, Eugenio Almohalla, es reelegido para dicho cargo en el cabildo de la hermandad de final de curso. El gran reto que tenía por delante era la finalización del paso de misterio en todos sus elementos. El día 28 de marzo de 2010 se hace un nuevo avance con el dorado de la trasera del canasto y sus cartelas, que fueron realizadas por la escultora utrerana, Encarnación Hurtado.
Un nuevo hecho importante se producirá en 2011 para la Semana Santa granadina en general: el cambio del itinerario oficial, para instalar la tribuna en la calle de Ángel Ganivet. No era una decisión fácil de adoptar por la Real Federación de Cofradías, cuando prácticamente, desde la terminación de la Guerra Civil, se había instalado en la Plaza del Carmen, entrando por calle de Navas. Lo estrecho de esta vía y la proliferación de bares en ella y sus inmediatas no era lo más aceptable para el discurrir de las hermandades.
Por otra parte, la gran multitud de granadinos y forasteros que acudían a presenciar las procesiones, producía el colapso de estas estrechas calles por lo que se decidió buscar unos espacios, que aunque cercanos, eran más amplios. La medida se complementó con pasos controlados en los puntos más concurridos.
Una nueva calle se incorporó, la de Alhóndiga, a cambio de la de Mesones para el acceso de las hermandades a la catedral. Más amplias y numerosas serían las tribunas, para cuyo alquiler de palcos había que esperar varios años para que quedara alguna plaza vacante. La medida fue todo un acierto y la Semana Santa de Granada, que discurre por el centro, ha ganado considerablemente.
Pero no terminarán los problemas de sede de cultos de la hermandad, desalojada de San Andrés hacía más de una década y parada la restauración de esta iglesia. En diciembre, antes de la Navidad de 2012, tiene que abandonar también la iglesia de Santiago por peligrosos derrumbes del techo. Otra vez la hermandad tiene que ser acogida en otro templo; en este caso, pasa a la parroquial de los Santos Justo y Pastor, sede de la Hermandad de los Estudiantes, donde es alojada en la capilla primera de la izquierda o bautismal.
En los últimos años será Alberto Ortega quien ostentará el cargo de capataz general de los pasos de la cofradía, que también lo es de otras cofradías de Granada y provincia siendo Enrique Muñoz el de la Virgen. La banda de música que va a acompañar últimamente a la hermandad será la de María Santísima de la Estrella de Granada.
La apertura de la Semana Santa de 2013 con el acto simbólico de la llamada con la llave, la realizó este año además de la cofradía de la Alhambra, el alcalde de la ciudad, D. José Torres Hurtado. El tiempo se presentaba lluvioso y la cofradía que tenía su salida a las 4 de la tarde, la retrasó media hora y comenzó su recorrido con tiempo desapacible. En varios momentos se vio en situaciones difíciles por el fenómeno meteorológico, pero pudo refugiarse en la catedral, donde esperó a que cesara la lluvia; continuó hasta su templo en un momento en que escampó entre vivas y aplausos de muchos de los asistentes. El resto de las cofradías del domingo no pudieron salir o se volvieron cerca de su templo. Fue una Semana Santa que dejó encerradas a gran parte de las cofradías.
Parecía que las hermandades se iban a resarcir del desastre meteorológico de la Semana Santa de 2013 con otro gran acontecimiento cofrade de ese año: la procesión Magna Mariana del 18 de mayo con casi todas las Vírgenes de Semana Santa de la ciudad y algunas patronas de pueblos, para hacer estación ante la Patrona de Granada, la Stma. Virgen de las Angustias que esperaba en la puerta de su Basílica, pues el acontecimiento conmemoraba el centenario de su coronación canónica.
Por la mañana el tiempo no presentaba demasiado malas características y permitió que todas las imágenes de María acudieran a la catedral, desde donde partiría el desfile mariano. Tampoco al comienzo de la Procesión hizo mal tiempo y animó a la salida en la tarde de aquel día, aunque, no obstante la fecha, el frío fue invernal y en mitad del recorrido se presentó alguna llovizna que no impidió que la Vírgenes hicieran su recorrido.
A pesar de la costosa realización del paso de misterio, que en el año 2014 se continúa dorando por Cecilio Reyes, la cofradía estrena el guion de la juventud, bordado de hilo de oro.
Una Semana espléndida se presentó en 2014, en la que la Jesús de la Entrada en Jerusalén fue acompañado musicalmente por la extraordinaria agrupación de la Virgen de la Estrella. Sólo se empañó por la lluvia el Domingo de Resurrección y el resto de las hermandades hicieron estación con las gentes llenando las calles de la ciudad por donde discurrían los cortejos.
En el cabildo de 30 de octubre de ese año fue revalidado como hermano mayor Eugenio Almohalla Noguerol, casi por unanimidad, nombrándose vice hermana mayor a María del Carmen Tovar Soto. La hermandad contará con una nutrida junta de gobierno de 19 miembros.
¿Volverá la hermandad al templo de San Andrés?
Un mes más tarde se producirá un acuerdo del cabildo por el que la hermandad decide hacerse cargo de la finalización de la restauración de la iglesia de San Andrés, sede ancestral de la hermandad y de donde lleva exiliada por dicha restauración, casi 15 años.
Resulta un tanto indignante que una cofradía cuyos esfuerzos han sido heroicos a lo largo de su historia para permanecer en nuestra Semana Santa y consolidar una hermandad que luce en todos los aspectos, espiritual y material, a pesar de sus escasos recursos, se vea en la necesidad de sufragar una terminación de un templo tan histórico como el de San Andrés.
¿Dónde están los organismos responsables del patrimonio artístico y cultural de Andalucía, en una ciudad como Granada, que recibe la mayor afluencia turística de la región? Parece que ni están, ni se los espera. Es vergonzoso que muchos fondos del presupuesto pagados por los granadinos y andaluces se empleen en subvenciones a grupos y acontecimiento de dudosa naturaleza artística y cultural, cuando templos como el de San Andrés o el de Santiago, que atesoran arte y antigüedad de cerca de quinientos años, que pertenecen al patrimonio artístico de los granadinos y andaluces se vean olvidados de forma tan inicua.
No me valen las escusas de que estos edificios pertenecen a la iglesia diocesana, que también tiene en ellos su responsabilidad, porque son patrimonio artístico de Granada, de Andalucía y de España. Son patrimonio de nuestra generación y de las venideras, que los responsables institucionales deben de cuidar para la nuestra y las futuras. Una hermandad, sin medios ni recursos, no debe asumir tal responsabilidad sobre algo que no le pertenece ni está obligada a ello.
Y llegó la Semana Santa de 2015, un Domingo de Ramos espléndido y una Semana Santa inolvidable, como hacía años que no se conocía. La hermandad de la Entrada de Jesús en Jerusalén salió del Oratorio de San Felipe Neri (Perpetuo Socorro), no sabemos si será el último año que lo hará, con un cortejo impecable que nos ofrece a los ojos la muestra de cómo una cofradía puede evolucionar, en tan escasos años, en el buen hacer, entrega y valor de sus hermanos.
La hermandad estrenaba este año el dorado del delantero del respiradero. Ya presenta Jesús un frontal completo en su paso, tal como quedará definitivamente.
Llegada la celebración del Corpus Christi, la hermandad va a realizar un bello y simbólico altar en uno de los laterales de la fachada de la Catedral en el que se representará a la Santísima Trinidad, sobre los respiraderos de la Virgen de la Paz, con la imagen de San Juan abrazando la cruz (imitación del Hijo del Hombre) y la imagen de San Andrés con la bola del mundo en la mano (imitación del Creador) y, sobre ellos la Paloma del Espíritu Santo; todo el conjunto cubierto con rojo baldaquino. No pudo menos que ganar el primer premio del concurso de altares (23).
En el Domingo de Ramos de 2016 no pudo ser; en la confluencia de las calles de San Juan de Dios y San Jerónimo, donde se alza la iglesia de San Felipe Neri (Perpetuo Socorro) y el hospital del Santo de los Pobres no cabía había prácticamente un hueco donde la gente se pudiera rebullir y las bandas de música preparadas. La hermandad formada, esperaba en el interior del templo, mientras un fuerte e insistente chaparrón nos anegaba a los de fuera. No pudo ser, más de una hora de lluvia y la hermandad suspendió la salida; fue la única que no pudo salir. El tiempo aclaró y el resto de las cofradías del día realizaron espléndidas estaciones de penitencia, con un centro de la ciudad abarrotado de gente.
Se estrenaba el dorado de las esquinas del respiradero delantero y la restauración de los varales del palio por el orfebre granadino Alberto Quirós, que se contemplaron por el público en la salida de 2017, junto con el dorado de la mitad de los costeros del canasto.
Cien años de la imagen de Jesús
En 2017 se cumplieron los 100 años de la hechura de Jesús en su Entrada en Jerusalén por el escultor Eduardo Espinosa Cuadros. De la aparición de esta talla en nuestra Semana Santa y sus circunstancias ya se trató al inicio de este trabajo.
Entre los actos más significativos de este Centenario, estuvo una solemne función al Señor el día de Cristo Rey; la presentación el día 2 de mayo de 2017, en el salón de plenos del Ayuntamiento, del cartel del acontecimiento por el capataz del paso del Señor, Alberto Ortega, habiendo sido pintado el mismo por Pedro Corbalán (Huéscar); la bendición y apertura al culto el día 28 de mayo de ese año de la iglesia de San Andrés, acto en el que se celebró una Eucaristía por el arzobispo de Granada, D. Javier Martínez.
Pero otro acontecimiento de especial relevancia del Centenario ocurrió en la mañana del Domingo de Ramos, 9 de abril de 2017. Con motivo de este aniversario se variaron el tradicional programa de la salida procesional de la hermandad. Por la mañana del Domingo de Ramos la hermandad se trasladó procesionalmente con sus pasos a la Santa Iglesia Catedral para presidir la Función de las Palmas, celebrada por el arzobispo, D. Javier Martínez.
Inmejorable tiempo en el que el centro de la ciudad estaba pleno de forasteros y naturales. El paso de misterio del Señor y el de palio de la Virgen de la Paz, que no llevaron música, se colocaron a los pies del presbiterio de la Catedral antes de empezar la ceremonia.
Desde allí, por la tarde, salió a las cinco menos cuarto la procesión primera de nuestra Semana Santa. Será el único año que lo realizará por este motivo. Esta circunstancia hizo variar su itinerario, pues por la calle de la Cárcel y Pasaje de Siloé, que rodea el ábside de la Catedral, pasó a Gran Vía y San Matías para recorrer el itinerario oficial, y dirigirse tras él hacia la plaza del Mercado de San Agustín, San Jerónimo, y encerrarse en el Perpetuo Socorro. Será la última vez que se encerrará en este templo, hoy redentorista.
El paso del Señor llevaba casi terminados de dorar los dos costeros del canasto y sus esquinas traseras por el taller de dorado de Abel Velarde y Justiniano de Alcalá de Guadaira (Sevilla). El grupo joven de la hermandad también regaló al Señor un nuevo cordón de oro.
La Virgen de la Paz estrenaría una nueva saya de tisú bordado en sedas de color e hilo de oro, realizada por los granadinos Domingo Fernández y Eva López, según diseño de José Manuel Martínez Hurtado, combinada con la cinturilla carmesí bordada en oro.
La estampa clásica en la Semana Santa de Granada de Jesús en la borriquilla, entrando por la Puerta de Elvira se produciría el Domingo de Ramos de 2017 durante el traslado matinal. Cien años, salvo las excepciones que aquí hemos apuntado, lleva la imagen atravesando el Arco de Elvira cada Domingo de Ramos.
Finalizado el Domingo de Ramos, las imágenes fueron trasladadas el 23 de abril al templo de Santiago, donde provisionalmente permanece la parroquia de San Andrés, y en el que se ha dado culto a las imágenes de la cofradía en tantos años de obras en el templo parroquial de origen. Allí permanecieron las imágenes hasta su traslado en andas a la de San Andrés, antes del día de la inauguración y bendición por el arzobispo bendición del acondicionamiento de este templo el día 28 de mayo.
La salida extraordinaria del Centenario se produjo el día 3 de junio por la tarde, desde la iglesia de San Andrés, su templo sede, después de no haberla realizado desde 1999.
Con motivo del aniversario que comentamos el Señor saldrá en su paso procesional de forma extraordinaria el día 3 de junio de 2017. Lo hizo desde su templo sede de San Andrés, para cuya salida se había finalizado una nueva túnica blanca bordada en oro, por el Taller Corpus Christi de Juan Spitzley y según diseño de Daniel García Romero, como proyecto para el centenario.
Inmejorable tarde la del 3 de junio de 2017 en la que realizó con el paso del Señor su salida extraordinaria del Centenario de la imagen, que realizara el escultor Espinosa Cuadros. Gran número de hermandades con sus guiones y juntas de gobierno acompañaron en su recorrido a la hermandad, que se dirigió desde San Andrés al Arco de Elvira, en el que durante tantos años se ha enmarcado la imagen, en ese nuevo Jerusalén que le ofrece el paisaje urbano de Granada. De este lugar se dirigió al Triunfo de la Inmaculada, haciendo estación ante la columna labrada que eleva a la imagen de la Inmaculada Concepción, que labrara Alonso de Mena entre 1618 y 1631.
Después se dirigió a la Basílica de San Juan de Dios, donde fue recibida por la hermandad del Santo de los Pobres y por el rector de la misma y de allí, a San Felipe Neri (Perpetuo Socorro), donde la hermandad fue acogida por la orden de los redentoristas para sus salidas del Domingo de Ramos, durante los casi 19 años en los que ha estado ausente de su sede canónica. Siguiendo los la Calle de San Jerónimo, llegó la comitiva procesional a la iglesia de los Santos Justo y Pastor, acogida también en ella algunos años.
Un itinerario inédito en nuestra Semana Santa, siguió la procesión a partir de la Plaza de la Universidad; por la placeta del monasterio de la Encarnación, sede de la Hermandad del Cautivo, fue a la calle de Niños Luchado, ya en el Barrio del Boquerón, y por Cocheras de Santa Paula a la calle de este nombre, zona de entrañables plazuelas y recónditos rincones, para salir por Marqués del Falces a la Calle de Elvira, donde la hermandad entra en su barrio para finalizar con una apretada "bulla" ante la puerta de su templo de San Andrés. Un itinerario repleto de buen hacer costalero y acordes musicales con las marchas procesionales de las agrupaciones de Jesús de las Tres Caídas y de Ntra. Sra. de la Estella.
Itinerario repleto de cofrades y granadinos que acompañaron al paso de misterio de la Entrada de Jesús en Jerusalén en su 100 aniversario de estar con nosotros, especialmente con los niños granadinos de muchas generaciones transcurridas desde 1917. Tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y padres de los actuales niños, siendo pequeños han acudido con ilusión, cada Domingo de Ramos, a contemplar a Jesús de la Borriquilla, pasando por la Puerta de Elvira, regalo de la Granada zirí para lograr, entre otras muchas aportaciones monumentales de otros pueblos y generaciones de granadinos, hacer de esta ciudad una ciudad eterna.
En la Solemnidad de Cristo Rey se puso fin a la Conmemoración de Primer Centenario de la Hechura y Bendición de Jesús de la Entrada en Jerusalén con un Triduo Extraordinario y posterior besapiés.
Será el Domingo de Ramos de 2018 cuando las puertas de la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol vuelvan a abrir nuestra Semana Mayor. Diecinueve años han tenido que pasar para que Jesús de la Entrada en Jerusalén y Nuestra Señora de la Paz vuelvan a realizar su Estación de Penitencia desde su sede canónica.
Hermandad esta de Jesús en Jerusalén, que por méritos propios, ha encontrado a través del casi un siglo de su existencia un lugar de honor dentro de la Semana Santa granadina. Dificultades de todo tipo, a veces, con apariencia de insuperables, las ha ido venciendo por el tesón de sus hermanos. Hoy es como un broche de oro el que abre el libro de nuestra Semana Santa de Granada.
Hermanos mayores
1919-1926? José Maestre Quesada
1927-1946 Desaparece la hermandad
1947-1952? Miguel Prados Idígoras
1953-1958 Conde Guillén, Beltrán Ayala, García Rojo
1958-1965 Jaime García Rollo
1965-1966 Sin directiva
1966-1968? Agustín Hurtado Carmona
¿1969-1997 Antonio Medina Píñar
1997-2001 José Ortega Osuna
2001-2005 José Luis García Millán
2005-2006 Francisco José Martín Cirre
2006- 2018 Eugenio Almohalla Noguerol
2018 - actualidad José Antonio Gámiz Malagón
Autor:
Fotografías:
Bibliografía
Copyright © 2024